En un giro que redefine por completo la manera en que interactuamos con nuestros videojuegos favoritos, gigantes minoristas como Best Buy y Walmart han anunciado una decisión que resonará en la industria del entretenimiento digital: en 2024, dejarán de vender videojuegos en formato fÃsico. Este monumental cambio no es solo una transformación en la forma en que adquirimos nuestros tÃtulos preferidos, sino también un sÃmbolo de una revolución imparable que ha estado ganando terreno a lo largo de la última década.
Las estadÃsticas son claras y contundentes: el consumo de juegos digitales ha superado con creces las ventas fÃsicas, llegando a triplicar e incluso cuadruplicar las cifras. Nos encontramos en la encrucijada donde las estanterÃas de las tiendas, una vez repletas de cajas brillantes y atractivos diseños, ceden paso al espacio intangible de la nube. ¿El resultado? Un cambio de paradigma en la propiedad y posesión de nuestros preciados videojuegos.
En este panorama casi distópico, el futuro nos susurra desde la nube, en forma de juegos digitales y licencias temporales. Nos enfrentamos a la posibilidad de no poseer fÃsicamente ni siquiera una fracción de la diversión que hemos disfrutado durante décadas. ¿Cómo hemos llegado a este punto? ¿Qué implica esta transición masiva? Y lo más importante, ¿estamos listos para abrazar un futuro en el que la propiedad se desvanece en el éter digital?

